Iglesia Evangélica Bautista de Albacete

Cristo, nuestro ejemplo de obediencia

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús

Filipenses 2:5

Contexto

El libro de Filipenses nos ofrece una visión profunda y conmovedora de la obediencia de Cristo, una obediencia que no solo nos inspira sino que nos llama a seguir su ejemplo. La obediencia de Cristo no fue una simple conformidad a la voluntad del Padre, sino un acto deliberado de entrega y sacrificio. Reflexionar sobre esta verdad nos llena de asombro y gratitud.

En estos versículos, Pablo nos exhorta a tener la misma actitud que Cristo Jesús, una actitud de humildad y obediencia. Cristo, siendo Dios, no se aferró a su igualdad con Dios, sino que se despojó de su gloria y tomó la forma de siervo. Este acto de despojo no fue una renuncia a su divinidad, sino una sumisión completa a la voluntad del Padre para el cumplimiento de su plan redentor.

1. Tema Central: La Obediencia de Cristo

La obediencia de Cristo es un tema central en la teología bíblica. No se trata solo de un acto aislado, sino de una disposición continua que marcó toda su vida y ministerio. Desde su encarnación hasta su muerte en la cruz, cada paso de Cristo fue un acto de obediencia perfecta a la voluntad del Padre. Esta obediencia no fue impuesta; fue una elección libre y llena de amor que culminó en el sacrificio supremo de su vida.

2. Mensaje de Esperanza

La obediencia de Cristo nos ofrece un mensaje de esperanza y salvación. A través de su obediencia hasta la muerte, Jesús abrió el camino para nuestra redención y reconciliación con Dios. Su sacrificio en la cruz no solo pagó el precio de nuestros pecados, sino que también nos mostró el camino hacia la verdadera vida en Dios. La obediencia de Cristo nos asegura que, así como Él fue exaltado por su obediencia, nosotros también seremos bendecidos al seguir su ejemplo.

3. El compromiso de Jesús

En su ministerio terrenal, Jesús enfrentó innumerables desafíos y pruebas, pero en todo momento, su compromiso con la voluntad del Padre fue inquebrantable. Desde su bautismo por Juan en el Jordán hasta su agonía en Getsemaní, Jesús demostró una obediencia constante y ferviente. Incluso en el momento más oscuro, cuando enfrentaba la cruz, Jesús oró: «Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lucas 22:42).

Para meditar

Hoy, como creyentes, somos llamados a imitar la obediencia de Cristo. En nuestras propias vidas, enfrentamos decisiones y desafíos que nos llaman a rendirnos a la voluntad de Dios. La obediencia no siempre es fácil; puede requerir sacrificio y renuncia a nuestros propios deseos. Sin embargo, al seguir el ejemplo de Cristo, encontramos la verdadera paz y propósito que solo Dios puede ofrecer.

Seamos inspirados por la obediencia de Cristo. En cada decisión y acción, busquemos reflejar la actitud de nuestro Salvador. Que nuestra vida diaria sea un testimonio de nuestra entrega a Dios, mostrando humildad, amor y dedicación. Recordemos que la obediencia a Dios no es una carga, sino una bendición que nos lleva a la vida abundante en Cristo.

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IEB ALBACETE

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